viernes, 13 de noviembre de 2009

extracto de un libro de barbara brennan


La creación de la máscara para enmascarar el dolor original
Cuando nacemos, aún estamos muy conectados a la gran sabiduría y el poder espirituales a través de nuestro
núcleo. Esta conexión con el núcleo y, en consecuencia, con la sabiduría y el poder espirituales nos aporta
la sensación de seguridad absoluta y de admiración. Durante el proceso de maduración, esta conexión se
desvanece lentamente. Es sustituida por las voces paternas que tratan de protegernos y darnos seguridad.
Hablan de correcto y equivocado, de bien y mal, de cómo tomar decisiones y cómo actuar o reaccionar en una
situación dada. A medida que la conexión con el núcleo se desvanece, nuestra psique infantil trata desesperadamente
de reemplazar la sabiduría original innata por un ego que funcione. Por desgracia, el revestimiento
de voces paternas internalizadas no pueden cumplir ese cometido. Lo que se produce entonces es una
máscara.
La máscara constituye el primer intento de corregirnos. Con ella, tratamos de expresar quien somos de una
forma positiva que sea aceptable para un mundo del que tememos que nos rechace. Presentamos nuestra
máscara al mundo según nuestras creencias de lo que pensamos que el mundo dice que es correcto, para que
nos acepte y nos sintamos seguros. La máscara tiende a la conexión con los demás porque eso es lo
«correcto». Sin embargo, no puede conseguir una conexión profunda, por cuanto niega la naturaleza verdadera
de la personalidad. Niega nuestro miedo y nuestros sentimientos negativos.
Ponemos todo de nuestra parte en la creación de esa máscara, pero no funciona. La máscara nunca logra
generar la sensación interna de seguridad que nos esforzamos por alcanzar. De hecho, genera la sensación interna
de ser un impostor, por cuanto tratamos de demostrar que somos buenos cuando en realidad no lo
somos siempre. Nos sentimos falsos, y experimentamos más temor. Entonces lo intentamos con mayor intensidad.
Usamos lo mejor de nosotros mismos para demostrar que somos buenos (una vez más, según las voces
paternas internalizadas). Esto produce más miedo, sobre todo porque no podemos soportar sentirnos cada vez
más falsos y más temerosos, en un círculo vicioso en aumento.
La intención de la máscara es protegernos de un mundo pretendidamente hostil demostrando ser buenos.
La intención de la máscara es la simulación y la negación. Niega que su objetivo sea combatir el dolor y la
ira, porque niega que ese dolor y esa ira existan dentro de la personalidad. La misión de la máscara es
proteger el ser sin asumir la responsabilidad sobre acciones, pensamientos o hechos negativos.
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Desde la perspectiva de nuestra máscara, el dolor y la ira sólo existen fuera de la personalidad. No asumimos
responsabilidad alguna. Todo lo negativo que ocurre tiene que ser culpa de otro. Culpamos a los demás. Esto
implica que el dolor o la ira reside en otra persona.
La única manera de mantener esta mascarada consiste en tratar siempre de demostrar que nosotros somos
los buenos. Por dentro, acusamos la presión constante que ejercemos sobre nosotros mismos para ser
buenos. Tratamos de cumplir las normas. Y, si no, intentamos demostrar que tenemos razón y que las normas
están equivocadas.
Nos resentimos de tener que vivi r según normas ajenas. Cuesta mucho trabajo. Sólo queremos hacer lo que
tenemos ganas de hacer. Nos cansamos, nos irritamos, no nos preocupamos, vertemos nuestras quejas y
acusaciones negativas. Herimos a los demás. La energía que hemos almacenado en la máscara se agita,
ejerce presión, se escapa y se transmite a los demás. Y, por supuesto, negamos también eso, dado que
nuestra intención es preservar la seguridad demostrando que nosotros somos los buenos.
En alguna parte de nuestro interior, nos complace estallar. Dar salida a la energía supone un alivio, aunque
no lo hagamos de una forma clara y directa, aunque no asumamos la responsabilidad cuando lo hacemos. Hay
una parte de nosotros que disfruta vertiendo nuestra negatividad sobre los demás. Esto se denomina «placer
negativo», y se origina en el ser inferior.
El placer negativo y el ser inferior
Estoy segura de que usted recordará haber sentido placer en alguna acción negativa que haya hecho.
Cualquier movimiento de energía, negativo o positivo, es placentero. Esas acciones transmiten placer porque
son estallidos de energía que se ha almacenado en el interior. Si usted experimenta dolor cuando la energía
empieza a moverse, pronto seguirá el placer porque, a medida que suelta el dolor, libera también la fuerza
creativa, que se experimenta siempre como placer.
El placer negativo tiene su origen en el ser inferior. Nuestro ser inferior es la parte de nosotros que ha olvi -
dado quién somos. Es la parte de la psique que cree en un mundo separado y negativo y que actúa de acuerdo
con él. El ser inferior no niega la negatividad, sino que la disfruta. Tiene la intención de gozar del placer negativo.
Puesto que el ser inferior no niega la negatividad, como sí lo hace la máscara, es más honesto que ésta.
El ser inferior es veraz respecto a su intención negativa. No finge ser bueno, porque no lo es. Impone sus intereses
y no se anda con rodeos. Dice: «Yo me ocupo de mí, no de ti». No puede ocuparse de sí mismo y de otro
por causa de su mundo separado. Gusta del placer negativo y quiere más. Conoce el dolor existente en la
personalidad, y no tiene ninguna intención de experimentarlo.
La intención del ser inferior es preservar la separación, hacer todo cuanto quiere hacer, y no sentir dolor.
El ser superior
Por supuesto que durante el proceso de maduración no toda nuestra psique está separada del núcleo. Una
parte de nosotros es franca y afectuosa, sin ánimo de lucha. Está directamente conectada a nuestra divinidad
individual interna. Está llena de sabiduría, amor y valor. Establece conexión con el gran poder creativo. Facilita
todo lo bueno que ha sido creado en nuestra vida. Es la parte de nosotros que no ha olvidado quién somos.
Donde haya paz, alegría y satisfacción en su vida, es allí donde su ser superior se ha manifestado a través
del principio creativo. Si se pregunta qué se entiende por «quién es realmente» o «su verdadero ser», explore
estas áreas de su vida. Son una expresión de su verdadera esencia.
Nunca asuma que un área negativa de su vida expresa su verdadero ser. Las áreas negativas de su vida son
expresiones de quien no es usted. Son ejemplos de cómo ha bloqueado la expresión de su verdadero ser.
La intención del ser superior es la verdad, la comunión, el respeto, la individualidad, una autoconciencia
clara y la unión con el creador.....lo encontras para bajarlo completo www.santuario.cl

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