miércoles, 11 de noviembre de 2009

sanacion espiritual


El sanador espiritual actúa como un canal permitiendo que sus guías espirituales utilicen su campo energético y así puedan trasladar a través de él y hacia el paciente, diferentes energías de Luz. Todas estas energías poseen un elevado nivel de amor, a través del cual se pueden equilibrar los cuerpos emocional, mental, espiritual y físico de las personas que deseen y/o necesiten recibir dichas energías.
El sanador espiritual únicamente es el canalizador de dicha energía universal y sabe muy bien (o debe saber, siempre que sea honrado y sincero y no le mueva el lucro económico) que NO ES ÉL QUIEN SANA, SINO QUE QUIEN SANA ES DIOS O SERES DE NIVELES SUPERIORES, A TRAVÉS SUYO. El sanador o curador únicamente es un facilitador de esa energía y por ello, en su actuación debe regir siempre este principio, norma básica o, si se quiere llamar así, mandamiento:

La labor del curador espiritual ha de estar siempre regida por los principios básicos de la humildad, la honestidad, la honradez y, sobre todo, debe actuar en toda ocasión y momento con mucho amor y respeto hacia todas las personas que lo necesitan.

Un encuentro con un sanador espiritual realmente comprometido con su misión puede resultar para la persona una experiencia de un valor incalculable; ya que estimula al hombre o a la mujer que lo necesitan, no sólo a mejorar su calidad de vida sino que también lo/la hace participar activamente en el proceso de su curación, ya sea únicamente espiritual, psíquica o incluso en muchas ocasiones, sanación a nivel físico.

Sea el caso que sea, el proceso de curación se lleva a cabo únicamente entre el paciente y Dios; en todo dicho proceso, el sanador es solamente un testigo del resultado; un testigo que en no pocas ocasiones se siente reconfortado y satisfecho por el sólo hecho de que la persona experimente una mejoría o llegue a curar completamente. Asimismo, muchas veces tal experiencia hace cambiar la actitud del enfermo frente a su existencia, puesto que después de haberla vivido, la persona adquiere una fortaleza interior, una nueva confianza de su valor como persona, más autoestima y más seguridad en sí misma, por sólo citar algunas mejoras sustanciales en su existencia; mejoras que posiblemente, de otra forma no hubiera alcanzado.
Este amigo lector es mi camino en la vida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario