sábado, 14 de noviembre de 2009

sanador herido por barbara brennan


Todos somos sanadores heridos


Todos somos sanadores heridos. Todos somos muy reacios a volvernos indefensos, a quitarnos el velo y a
mostrar lo que tenemos dentro, ya sea positivo o negativo. Vacilamos en revelar el dolor o la herida que cada
cual soporta a su modo. Nos resguardamos en la vergüenza. Creemos que somos los únicos, o que nuestro
dolor es más despreciable que el de cualquier otra persona. Es muy problemático para nosotros, a menos que
nos sintamos muy seguros. Esta es la condición humana. A todos nos llevará algún tiempo descubrirnos. Y
requerirá mucho amor. Concedámonos mutuamente mucho espacio, tiempo y afecto. Es mediante esa herida
que todos aprendemos a amar. Esa herida interna que todos tenemos es nuestro mejor maestro. Identifiquemos
quiénes somos realmente por dentro. Somos nuestra hermosa esencia interior, pese a las capas de
dolor y odio que nos envuelven. Cada cual es un individuo único, y es maravilloso que sea así. Hagámonos
sanadores heridos, ayudándonos mutuamente a compartir la verdad de nuestro ser interno.
Podemos hallarnos dentro de un universo benigno, abundante y favorecedor de la vida que es sagrado. Vivimos
en brazos del universo. Estamos rodeados de un campo curativo universal que contiene y sostiene la
vida. Podemos estirar el brazo y tocarlo. Podemos alimentarnos, y de hecho lo hacemos siempre, de él.
Pertenecemos a él, y él nos pertenece a nosotros. El misterio divino de la vida reside en nosotros, y nos
envuelve por entero.
Usted es su propio sanador
Es usted, y sólo usted, quien se sanará a sí mismo. Es perfectamente capaz de ello. El proceso de curar una
enfermedad personal es, de hecho, un acto de habilitación personal. Es un viaje personal, una travesía diseñada
por usted como una de las mayores herramientas de aprendizaje que pueda encontrar jamás. Su viaje
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curativo incluirá, por supuesto, una consideración y utilización de las mejores herramientas que la medicina
moderna puede ofrecerle, así como las mejores herramientas que la medicina holista puede brindarle.
Desde una perspectiva más profunda, la enfermedad es provocada por un anhelo insatisfecho. Cuanto más
grave sea la enfermedad, más intenso es el anhelo. Es un mensaje de que de algún modo, en alguna parte,
usted ha olvidado quién es y cuál es su objetivo. Ha olvidado y se ha desconectado del objetivo de la energía
creativa presente en su núcleo. Su enfermedad es el síntoma de ello: la enfermedad representa su anhelo
insatisfecho. Así pues, por encima de todo, utilice su enfermedad para sentirse libre de hacer lo que siempre ha
deseado hacer, de ser quien siempre ha querido ser, de manifestar y expresar quien ya es a partir de su
realidad más profunda, más amplia y más elevada.
Si de veras ha descubierto que está enfermo, prepárese para el cambio, confíe en que su anhelo más intenso
saldrá a la superficie para acometer su realización. Prepárese para dejar de correr y volverse para enfrentarse
a la fiera que lleva dentro, sea lo que fuere lo que esto significa para usted personalmente. Sugiero que la mejor
forma de empezar a averiguar el significado de su enfermedad consiste en preguntarse:
«¿Qué es lo que he anhelado y todavía no he conseguido realizar en mi vida?».
Le sugiero que encuentre, tarde o temprano, un vínculo entre ese anhelo insatisfecho y su enfermedad. Es
dentro de este marco fundamental de salud y curación donde podrá restablecer su salud. Me refiero no sólo a
la salud de su cuerpo físico, porque de hecho eso es secundario, sino a la salud del espíritu, la salud del alma.
Es en esta estructura o metáfora de la vida donde se pueden resolver todos los problemas de la vida y de
salud. Porque la vida en lo físico tiene que vivirse en el amor, debe consistir en desarrollar nuestras facultades
más elevadas y unirnos con lo divino. Sean cuales fueren las circunstancias de su vida presente, la vida
consiste en esto. Sea cual fuere el dolor, el problema o la enfermedad, es un maestro. Es un maestro de amor
y un maestro que le recuerda que es usted divino. Éste es el proceso de su proyección de luz.

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